lunes, 10 de diciembre de 2012

DOCTOR DE LA IGLESIA.

35a Doctor de la Iglesia: Santa Hildegarda de Bingen

El pasado 7 de Octubre, el Papa Benedicto XVI proclamó oficialmente como Doctora de la Iglesia a Santa Hildegarda de Bingen, junto a San Juan de Ávila; hasta el momento y después de esta proclamación, los doctores de la iglesia llegan a 35, título otorgado desde el año 1298 como un reconocimiento al aporte que realizan los grandes maestros de la fe a la doctrina católica.
El Papa Bonifacio VIII en 1298 fue el primero en otorgar un título de  “Doctor de la Iglesia”, a santos que han tenido una influencia especial sobre el desarrollo del cristianismo y que dan un valioso aporte a la doctrina  de la iglesia universal; para esa ocasión, el 20 de septiembre, proclamó a los que se les llamo Padres de la Iglesia Latina, por ser precursores de la fe católica en el mundo occidental, en los primeros siglos de cristiandad, estos fueron: San Jerónimo, San Ambrosio, San Agustín y San Gregorio Magno.
Para conceder el título de Doctor, existen tres condiciones que se deben desempeñar en la personalidad santa del candidato: que su contribución al pensamiento católico con sus escritos, predicaciones y conocimiento teológico, este adecuado para gente de cualquier edad, algo que la iglesia llama “Eminens doctrina (doctrina eminente)”; que la presencia de Dios en sus vidas, este manifestada de manera sobresaliente y poco común “Insignis vitae sanctitas (alto grado de santidad)”; que fuese por “Ecclesiae declaración (proclamación por la Iglesia)” en este sentido el título de Doctor puede ser otorgado a los místicos o a los mártires, que por sus pensamientos, su predicación o sus escritos, la iglesia los ha reconocido a pesar de haber llegado a la santidad por medio del martirio. Esta última condición es la que permite proclamar Doctor de la Iglesia a Santa Hildegarda de Bingen.
Este año se reconoció el trabajo y la vida de la llamada “Sibila del Rin” por sus dotes de vidente y por llevar su ministerio en las orillas del rio Rin, desde pequeña desarrolló una vida interior en la soledad debido a su frágil salud, esto le forjo su propia santidad, como religiosa y luego como superiora llevó una vida  extraordinaria.
A los ocho años es llevada a una ermita-convento para estar bajo el cuidado y la educación de una monja llamada Jutta de Spanheim, por su afligida enfermedad, su instrucción fue mínima, ya que frecuentemente era incapaz de caminar y perdía a menudo la vista, aprendió a leer cantando los salmos en latín, lo suficiente para los oficios divinos, para su profesión religiosa fue investida con el hábito de San Benito.
Muy pequeña comenzó a ser favorecida con visiones, donde se le revelaban eventos del futuro, pero al observar el asombro de las personas a quienes se los confiaba, determino callarlos, reservándolos solamente a su director espiritual, fue hasta los cuarenta años que recibió el mandato, convencidos de su carácter divino, de divulgar al mundo lo que veía, se ordenó a un monje y con la frecuente ayuda de las internas, poner por escrito cualquier cosa que ella viera o escuchara; los escritos fueron sometidos a los superiores en el clero de meinz entre los años 1145-1153, quienes declararon que provenían de Dios, haciéndole llegar el caso al Papa Eugenio II quien designo a un obispo para investigar de cerca a la Santa; favorablemente la santa sede, por medio del obispo designado, permitió seguir con la divulgación de los escritos. Muchedumbre de personas entre nobles y campesinos se congregaban en torno a ella, movidos por las noticias de su sabiduría y santidad.
En sus escritos narra sobre la condición original del hombre, su caída y redención, el alma humana y sus luchas, los tiempos por venir, los sacrificios de la santa misa; sus visiones las entre mezcla con saludables amonestaciones que permiten vivir en el temor de Dios; también contempla la naturaleza a la luz de la fe, el sol, la luna, las plantas, los animales como una expresión sobrenatural proveniente de Dios, por lo que toda armonía y sociabilidad con esta, deberán conducir a Dios. Son numerosos escritos con los que se le observa la gracia recibida; por  darle un carácter poético a muchos de sus escritos, se le comienza a llamar  músico y poeta, además, por un extenso trabajo entre libros y tratados que hablan de los elementos que contienen las plantas, animales y minerales, así como las causas, síntomas y tratamientos de enfermedades, también es llamada medico.
Santa Hildegarda murió en 1179 y su fiesta se celebra el 17de Septiembre, se habla de muchos milagros por su intercesión, los Papas Gregorio IX (1227-1241) e Inocencio IV (1243-1254) en sus respectivos pontificados, ordenaron una investigación, la cual fue repetida por Clemente V (1305-1314) y Juan XXII (1316-1334), pasando así sin ninguna santificación formal; sin embargo es colocada en el libro del martirologio Romano, realizado por el cardenal e historiador Italiano Cesare Baronio y aprobado en 1584 por el Papa Gregorio XIII (1502-1585), lo que permite a la santa sede reconocer el aporte brindado, al fortalecimiento de la fe según el pensamiento católico, proclamándola Doctora de la Iglesia 833 años después de su muerte.
De esta manera también es prescindible destacar (aunque no sea este el tema) como oficialmente, toda decisión proveniente de la santa sede, es hecha con mucha responsabilidad, estudio e investigación, producto de la convergencia de la fe y la razón.