Es bonito ver los desfiles, con sus vistosos colores
donde sobre salen el azul fuerte de “nuestro” cielo y “nuestro” mar, junto al
blanco de “nuestra” paz… significados del símbolo patrio que es nuestra bandera
nacional. Y qué decir de las bandas de paz, sonando sus tambores y entonando
sus trompetas, que marchan por las calles haciéndolas temblar con su algarabía;
sin embargo, la participación de los actos cívicos, demuestra la religación del
hombre con su patria, como forma trascendental hacia un ideal utópico, es la
religión cívica del hombre, con sus discursos cargados de eufemismos…
El Salvador como república, es la identidad patriótica
que vincula jurídica, histórica y sentimentalmente al grupo extenso de seres
humanos, nacidos dentro de un territorio previamente establecido. Es la patria
que identifica al que nace en ella.
Ahora bien, el nacimiento de nuestra patria es lo que se
conmemora en el 15 de septiembre, por lo tanto, es y debería ser, el día de nuestra
identidad patriótica, no así el de nuestra independencia. Nada nace
independiente.
No es la independencia, la que se debe celebrar; sino la
constante lucha por obtenerla… podría ser, entonces, el día en que nace nuestra
patria, pero hasta ahora, nunca el de nuestra independencia.
Monseñor Romero decía: "El mes de la independencia
suena como a un sarcasmo en unas horas de tantas esclavitudes" (9 de
septiembre de 1979). Hoy en día más que un sarcasmo se vuelve una ironía (en su
sutil diferencia), celebrar la “independencia” cuando existe tanta
incongruencia en nuestro país.
Obviamente, el beato habla con propiedad si tomamos en
cuenta el contexto social de su época, en la cual se sometía por la fuerza al
pobre, al campesino, al obrero; pero, sin mucha diferencia como se hacía para
establecer las colonias españolas en una patria indígena de chortis, pipiles,
ulúas, chorotegas, también nonualcos, tepezontes, etc. a la que también se le sometió
por la fuerza frente a la resistencia de estos valientes pueblos guerreros.
Siglos más tarde, nos vino la llamada “independencia” de
los criollos, españoles nacidos en nuestra tierra indígena, que en ese 15 de septiembre
de 1821, terminaría abortando, jurídicamente, a nuestra patria indígena, convertida
en colonia extranjera, y dando a luz a la patria salvadoreña del líder criollo
Manuel José Arce y compañía… convirtiéndose entonces en una patria de
oligarquía local.
Son 194 años de luchas populares, buscando la verdadera
independencia, luchando contra la injusticia, luchando contra la desigualdad,
luchando contra la manipulación social, luchando contra la esclavitud del
engaño ante la ignorancia, contra la esclavitud de la indiferencia ante la
miseria, contra la esclavitud económica ante el consumismo y la corrupción. Se
vuelve entonces, una ironía celebrar la “independencia” en medio de tanta
esclavitud…
Irónicamente entonces, el 15 de septiembre es una fecha que sirve para celebrar
lo que no sentimos, para conmemorar lo que nuca hemos sido y para recordar lo
que no tenemos. “La independencia” ¿De qué?
Seguirán los desfiles a
pasos gigantes, las trompetas y los tambores anunciando lucha y dignidad, ¿Cómo
afrontar esta realidad, sin olvidar que es una constante lucha por la
independencia? será que en las instituciones educativas o en nuestros
hogares ¿Se enseña a luchar por ella?
Es una Ironía celebrar la independencia cuando existe
tanta incongruencia en nuestro país. En vez de celebrarla deberíamos aprender a
lucharla…
¿Se
puede celebrar cuando la patria sangra por la violencia?
¿Se
puede recordar en una sociedad que enseña el olvido?
¿Se
puede conmemorar la independencia naciendo esclavizado?
¿Se
puede honrar lo que no se tiene?
¿Puede
haber independencia en medio de tanta manipulación?
“No
solo con la fuerza se puede dominar, sino también con el engaño”.
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