sábado, 29 de septiembre de 2012

EL ARBOL Y SU FRUTO

EL ARBOL Y SU FRUTO
Llegó un católico a casa de un protestante llamado Saúl, y le dijo:
-El católico:      ¡Qué hermoso árbol de naranjas tienes en tu casa, Saúl!
- Saúl:                   Sí, y son muy dulces.
-El católico:      ¿Qué haces para que te dé tan hermosa cosecha?
-Saúl:                    Cuido el árbol y lo abono convenientemente.
-El católico:      ¿Qué harías si alguien que no esté en su sano juicio, viniera a darle palos o                                     machetazos al tronco de tu árbol?
-Saúl:                    A ese, lo mando preso o le doy de palos también.
-El católico:         
Eso es lo que ustedes los protestantes hacen con la santísima virgen. Ella es el árbol del cual ha nacido Jesús. Ya la sagrada escritura llama a Jesús: “fruto” del vientre de María (Lucas 1,42); y sin embargo, ustedes con sus insultos hieren al árbol (a María), de cual ha nacido el fruto bendito (Jesús).

Esta pequeña historia muestra como nos sentimos los católicos, al escuchar hablar a nuestros hermanos en forma despectiva de nuestra madre, sin embargo, hay que aceptar que no todos lo hacen, pues reconocen al menos que a nadie le gustaría oír hablar mal de una madre. Agradezco a todo el que se abstiene de hacerlo invitando a unos conocerla y a otros a no olvidarla… pues los católicos a Jesús llegamos conociendo a María.

Quien mejor que una madre para hacernos cambiar cuando actuamos mal.
Quien mejor que una madre que nos enseña a caminar.
Quien mejor que una madre que nos enseña a amar.         


      

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