“EL DÍA DEDICADO AL SEÑOR”
Cuando se habla sobre el día del señor los que pertenecemos a religiones monoteístas (judíos, musulmanes y cristianos) nos referimos a un día en particular; muchos también lo relacionamos con el día en que Dios finalizó su creación, descansó y contempló todo lo que había hecho; a diferencia del Islam que todos los días debe hacerse hasta cinco oraciones agradeciendo toda la creación a Dios.
Hoy en día se habla de sábado, domingo o viernes para dedicárselo a nuestro creador.
El sábado (Shabat) en la religión Judía es donde se reúnen a orar: su ley prescribe que no se debe de realizar más que el mínimo esfuerzo para llegar al lugar donde se congregan, no se deben ejecutar actos que signifiquen trabajo en el sentido de crear, producir o realizar esfuerzos; comienza el viernes con la puesta del sol haciendo una ceremonia (Kabalat Shabat o recepción del sábado) y termina después de la puesta del sol, el propio sábado.
En el Islam los Viernes es el día de oración comunitaria: es un precepto asistir, es dedicado a la unidad entre hombres y el mundo, para los musulmanes todo es dedicado a Dios (Allah) desde el ser personal hacia todo lo que lo rodea y el Viernes (Yúmu‘a) es de suma importancia pues da un alcance comunitario.
En la religión cristiana, ocurre algo singular producto del cisma existente y provocado por la babel de criterios que ya conocemos: unos mantienen una posición Judía de seguir reservando el sábado para el señor, mientras otros adoptamos el domingo pues este día pasa a ser la celebración donde Dios hecho hombre y con su resurrección venció al pecado, dándole la salvación a los hombres para la vida eterna.
Sin embargo, no es lo mismo proclamar “un día dedicado al señor”, que dedicar un día para proclamar al señor. Proclamar un día dedicado al señor, no sería justo para el que nos ama sin condición, más bien debería ser un día dedicado a la preparación de su proclamación diaria; porque en realidad todos los días tendrían que ser dedicados a nuestro Dios (como en el Islam). En fin, es la costumbre que muchos cristianos tenemos al expresarnos de este día en especial.
Ciertamente el Domingo, para nosotros los cristianos, es un día de celebración por el triunfo de nuestro señor Jesús sobre la muerte, es expresar con solemnidad que nuestro padre es un Dios de vida, de resurrección, es la promesa viva, cumplida en el amor y por ese amor nos esperará una eternidad llena de gozo.
Lo anterior es un fundamento cristiano, por el cual protestante y católico, guste o no, seguirán unidos; pues ambos proclamamos a un Cristo vivo producto del amor divino. Mientras se mantenga esta visión de Cristo, habrá esperanza de que un día celebremos juntos este día tan especial para el cristiano… son mucho más los pensamientos que nos unen a los que nos distancian, donde cada uno de nosotros deberíamos trabajar mediante la reflexión y la oración, pidiendo la unificación de criterios.
Recordemos: el que viene a robar, a matar y a destruir, ese enemigo que como león rugiente nos quiere devorar, busca y nos quiere mantener divididos…
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