“El año de la fe”
Este 11 de Octubre de 2012 se dio inicio el llamado año de la fe para todos los fieles católicos y terminará el 24 de Noviembre de 2013 con la solemnidad de Cristo Rey del Universo. Este día también se recordó el 50° aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II inaugurado por el Papa Juan XXIII un 11 de Octubre de 1962 donde se introdujeron reformas importantes al interior de la iglesia católica dentro de una sociedad moderna; por lo que se conto con la presencia de 15 “padres conciliares” que participaron en dicho concilio con su aporte a esas reformas y que todavía viven.
Desde la inauguración del Concilio Vaticano II se han celebrado en la iglesia católica dos años de la fe: en 1967 convocado por el Papa Pablo VI y ahora por el Papa Benedicto XVI. Pero ¿Cuál es el objetivo de celebrar un año de la fe? No es que la fe necesite de “bulla” o propaganda para ser difundida, pero “hacer bulla” a través de los medios con un año internacional ayuda a su propagación, definitivamente ¡vale la pena!
Los valores humanos son universales y perennes (no debería dedicársele un año, sino hacerse de manera continua) pero la conciencia de los hombres es fluctuante y tiende a cambiar cuando es sometida a circunstancias de crisis que golpean nuestros días, a secularismos agresivos que toleran lo inmoral bajo un pretexto de “aperturismo”, a debilidades que adopta la forma de indiferencia y que provocan un individualismo estéril; por esto y más, la humanidad necesita un medicamento que despierte la conciencia humana para que se pueda admirar la belleza de este valor muchas veces olvidado.
Por lo que debemos ser coherentes al descubrir, profundizar y practicar los contenidos de nuestra fe sintetizados en el Catecismo de la Iglesia Católica:
· La fe que profesamos (El Credo).
· La fe que celebramos (Liturgia).
· La fe que vivimos y practicamos (Moral).
· La fe que rezamos (Oración).
Debemos de igual manera comprometernos en favor de una nueva evangelización, redescubriendo un verdadero entusiasmo al comunicar nuestra fe.
Debemos invitar a una autentica y renovada conversión dando testimonio de vida y confesando nuestra fe en Cristo como único salvador del mundo, suscitando la plenitud, confianza y esperanza que en él tenemos a través de la coherencia de nuestros actos.
Que en este año la relación con Cristo se vuelva cada vez más fuerte mediante la lectura, reflexionando y meditando; mediante la oración, en forma personal y comunitaria. Abriendo el alma a la gracia de manera que podamos asimilar con la mente y con la vida, esa amor autentico y duradero que solo en Cristo encontramos.
¡Definitivamente un año entero para renovar nuestra fe hará mucho bien a nuestra comunidad universal!
No hay comentarios:
Publicar un comentario