LAS TRES FUNCIONES DE LA PALABRA COMO PARTE DE LA REVELACIÓN DE DIOS
La facultad de hablar es lo que identifica al ser humano y lo diferencia de los otros seres en la tierra. Palabras y lenguaje son elementos que integran la existencia humana. La semejanza del hombre con Dios está en la palabra y en la capacidad de escucharle, de meditar y de responderle.
La palabra es el lenguaje que se da entre Dios y el hombre, para comprender el dialogo que hay entre ambos, es necesario distinguir tres funciones básicas del lenguaje humano: la función de informar, la función de expresar y finalmente la función de llamar. Es posible comprender la revelación de Dios a través de la relación mutua que existe entre ellas. “Dios habla en la sagrada escritura por medio de hombres y en lenguaje humano…”(dv12)
La función informativa de la palabra es la relación que se da entre el mundo y su naturaleza a través de una dimensión histórica que narra hechos, cosas o sucesos es decir son relaciones humanas y sociales en el mundo. Las obras que Dios realiza a través de esta dimensión histórica hacen que la revelación sea más objetiva y apropiada para el entendimiento humano.
La función expresiva de la palabra, es la que comunica o manifiesta algo de su propio ser, emociona, envuelve, libera; incluso, cuando se relata o se informa, expresamos nuestra interioridad y sentimientos. Al narrar las obras que Dios realiza, entramos también en una dimensión expresiva que trasciende del ser humano, poniendo en actividad, la fecundidad divina en la participación humana.
La función de la palabra a través del llamado, es la que se esconde en el fondo de toda comunicación autentica, llama a un dialogo intimo que implica una respuesta en acción y entrega a la comunión entre el “yo” humano y el “tu” divino. Es la capacidad de encontrar la plenitud en la aceptación de la palabra.
El enlace mutuo de las tres funciones, permite encontrar el verdadero sentido de la palabra, que se vuelve un dialogo amistoso entre Dios y el hombre. Entonces la revelación es la palabra personal de Dios, palabra divina que se hace palabra humana. “…como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno, tomando la carne de la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres”. (dv13)
La revelación divina es la manifestación que Dios hace de sí mismo, se comunica, se expresa y nos llama amorosamente a través de sus obras. Dios al revelarse se nos abre, se nos entrega, se dona a sí mismo, pactando una comunicación de vida divina, identificada en la persona misma de Jesucristo que nos brinda la vida plena.
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651118_dei-verbum_sp.html
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